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lunes, 8 de diciembre de 2008

ATAQUES PREVENTIVOS.

La escalada de agresión verbal protagonizada por Binner y Reutemann la última semana es el preludio de las feroces batallas del 2009 entre peronistas y socialistas rumbo a la conquista del 2011.

Es muy difícil pensar en una sociedad integrada y pacífica cuando sus principales líderes se tiran con los muertos por la cabeza.
Primero fue el Gobernador Hermes Binner el que insistió en cargarle al debe político de Carlos Reutemann la responsabilidad de las siete víctimas del Diciembre Trágico del 2001 en Rosario; horas más tarde, el peronismo justiciero de la honra de Reutemann le revoleó por la cabeza a Binner el asesinado en Rosario durante los trágicos incidentes protagonizados por activistas de ATILRA el pasado miércoles, y hasta un muerto en la colonia psiquiátrica de Oliveros.
“Nunca se llevaron bien, se van a pelear ahora”; solían decir los gringos cuando los vecinos se desconocían en el pago. Reutemann y Binner nunca se llevaron bien, más allá de la protocolar relación institucional cuando uno era Gobernador y el otro intendente de Rosario y la mutua conveniencia de rechazar la resolución 125. Precisamente en esas funciones (uno intendente de Rosario y el otro Gobernador) ambos tuvieron que afrontar las tristes horas de la sangrienta debacle delarruísta. “Ese es un tema muy serio y significa un límite, no lo puedo admitir”, se molestó el senador cuando Binner le cargó las muertes del 2001 y hasta la inundación del 2003; el senador apeló a la memoria colectiva para recordar que las muertes de 2001 se produjeron en un contexto “muy especial, en el que el gobierno que él (Binner) integraba, el de la Alianza, descalabró el país”; y ya que estaba lo invitó a Binner a compartir responsabilidades: “el era intendente y también tiene responsabilidad; el podría haber pacificado a su gente también”, contraatacó.
Binner había disparado con munición gruesa cuando los periodistas le preguntaron que opinaba acerca de los dichos de Reutemann en una reunión partidaria, señalando que el actual oficialismo había recibido una Provincia bien administrada. Fue allí que el Gobernador hizo notar que el peronismo había dejado una gran deuda social y se preguntó – apuntando directamente a Reutemann – si “los anteriores gobernadores” podrían mirar a la cara a los familiares del dirigente social Pocho Lepratti, asesinado en Diciembre del 2001 durante la represión policial llevada a cabo en Rosario, hecho por el cual está preso el policía que disparó su arma contra Lepratti. “Es una aberración absoluta lo que se está mencionando; se usó mucho en campaña”, respondió Reutemann, y aseguró que se mira “al espejo” y está tranquilo con su conciencia.
Binner y Reutemann abrieron la jaula y echaron las fieras a la calle, dispuestas a cobrar víctimas. Al peronismo, constituido desde hace un tiempo en estado deliberativo esta afrenta a su líder le vino de perillas para declararle la guerra formal al socialismo binnerista. A tal punto los unió Binner, que reutemistas y obeidistas, (y hasta la gente de Agustín Rossi) que tampoco “nunca se llevaron bien” articulan incendiarios partes de prensa en contra de Binner, salvaguardando el buen nombre y honor de Reutemann.
Reutemann siempre desconfió de las -legítimas - aspiraciones gubernamentales (y ahora presidenciables) de Binner, de allí que enrojecía de furia cada vez que Jorge Obeid lo colmaba de elogios y de plata a la gestión socialista de Rosario administrada por el otro “gubernamentable”: Miguel Lifschitz; suponía que Obeid le estaba afilando el hacha al verdugo. En las horas previas a los agraviantes momentos relatados, Binner y Obeid se habían carteado, intercambiado ponderaciones institucionales en torno de la defensa de los intereses de la Provincia en el Congreso a raíz de las leyes impulsada por el Ejecutivo nacional.
Reutemann aprovechó el enojo y amenazó con ser nuevamente candidato a Gobernador y, por que no, también a Presidente, enardeciendo a la muchachada peronista que, envuelta en sobredosis de bronca y esperanzas, arremeten reciamente en contra de Binner. Lo que prácticamente brilló por su ausencia en la campaña electoral que llevó al socialismo al poder, ahora sobreabunda.
Una muestra gratis, dijimos, de lo que será la campaña electoral del 2009. Sumado al 44% de percepción de la gente (encuesta de Robustelli en esta capital) que cree que en el 2009 la economía será peor que este año; y al 62% de los comerciantes (encuesta del Centro Comercial de Santa Fe) que vaticina un 2009 funesto.

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