DIALOGO DE SORDOS ENTRE PERONISTAS Y SOCIALISTAS.

Los senadores y diputados peronistas están convencidos que el socialismo definitivamente no sabe gobernar. Que en menos de dos años prácticamente fundieron la Provincia, y que se encaminan rumbo a una sucesión de “desastres seriales” – como diría el escritor Asís – que pondrá al peronismo nuevamente en la antesala de la recuperación del poder.
Con este devastador panorama idealizado y sustentado con frondosos partes de prensa explicativos de las calamidades socialistas, es poco menos que fantasioso para Binner (que se encarga de “chicanear” innecesariamente diciendo que no tiene interlocutores) suponer que la oposición peronista se sumará a un diálogo que consideran vacuo, toda vez que a esta altura del “desgobierno socialista” ya consideran que llegó la hora de echar mano a otras herramientas políticas para evitar que Binner & Cia continúen destruyendo todo lo bueno que se hizo hasta el 10 de diciembre del 2007.
A quien le parezca exagerada y hasta peyorativa nuestra visión de las actitudes del peronismo legislativo es porque no recibe a diario en su correo electrónico los innumerables partes de prensa de diputados y senadores peronistas dando cuenta de las barbaridades que, a su juicio, comete la actual administración. Desde la opulenta “fiesta socialista” (nombramientos, gastos superfluos y desórdenes administrativos por doquier), pasando por el profestizado déficit fiscal, la inacción frente a la calamitosa sequía en el Norte y la situación del campo, la inseguridad irresuelta, los devaneos en torno de la gripe A; y así un extenso vademécum de barbaridades socialistas que asustarían al mas corajudo.
El Presidente del Partido Justicialista Ricardo Spinozzi fue claro y sintético cuando le preguntaron por la convocatoria al diálogo de Binner: "si quieren hablar de la reforma tributaria, hablaremos, pero antes queremos saber cómo se gasta la plata del presupuesto", se plantó, para contemporizar agregando que “nos encontrará preparados para dar una mano y ayudar a encontrar el rumbo para que, en definitiva, empiecen a concretarse las respuestas que están esperando los santafesinos",
La alianza radical-socialista (cuyos máximos dirigentes el miércoles pasado compartieron un asado con la presencia de Binner) no quieren que el peronismo los “ayude a gobernar” cogobernando; quieren que el peronismo deje de sancionar leyes “demagógicamente provocadoras” (ayuda especial para las comunas, subsidio lechero y fondos "confiscatorios” por el estilo) con la mayoría senatorial que después deberá morir en diputados donde, vale señalarlo, las recurrentes desavenencias dentro del FPCyS no ayudaron demasiado en todo este tiempo (y que se trató en el asado de marras) a los intereses de la Casa Gris.
Por lo pronto, las advertencias peronistas (capitalizadas por el senador Mercier y los diputados Lacava y Frana) sobre el abultado déficit fiscal no tuvieron mas remedio que ser admitidas por el propio Gobernador Binner: el desajuste es de quinientos millones de pesos, que su Ministro de Economía Sciara se encargó de esclarecer compartiendo culpas con la oposición: “si nos hubiesen aprobado la reforma tributaria recaudaríamos mil millones de pesos mas por año”, facturó.
Sciara también se encargó de poner blanco sobre negro acerca de la promocionada “fiesta socialista” de dispendio del gasto público: “el gasto corriente tiene un 75% en dos rubros: la masa salarial y las transferencias a municipios y comunas; si a esto el sumamos la Ley Nº 5110, gastos de funcionamiento, pago a escuelas privadas, estamos en el 90%.. “Nosotros hicimos recomposiciones salariales y le dimos a los municipios y comunas lo que se les había quitado históricamente en la provincia de Santa Fe“, asestó.
Binner, por su parte contradijo las declaraciones del peronismo que lo acusa de haber paralizado la obra pública; “no se ha parado ninguna obra pública”, desmintió el Gobernador, anticipando, además, que “no se piensa pagar con bonos las deudas contraídas por el Estado”.
Quizás uno de los objetivos del diálogo que quiere impulsar Binner tenga que ver, además de la reforma de la Constitución, con otra modificación: los tributos. El ministro de Economía, Ángel Sciara, afirmó que “si en Santa Fe hubiera prosperado la reforma tributaria que impulsó el gobierno” el año pasado, “como sucedió en Buenos Aires y Córdoba, la provincia tendría mil millones de pesos adicionales y por lo tanto hoy tendría las cuentas equilibradas. Eso, además, hubiera favorecido mucho a los municipios y comunas”, que hoy estarían recibiendo una mayor cantidad de recursos en concepto de coparticipación. Los peronistas insisten en que se hace un gasto demasiado gravoso de los dineros públicos: “antes de hablar de la reforma tributaria queremos saber en qué gasta la plata el gobierno”, advirtió Spinozzi.
De todos modos, y prácticamente confirmando nuestra información dada a conocer hace un par de semanas sobre ciertas actitudes del gobierno central para robustecer la gestión Binner y evitar de esa manera el crecimiento político de Carlos Reutemann (que por cierto está escindido de la suerte de Binner), cuarenta y ocho horas después que el Gobernador Binner le reclamara a la Presidente Cristina Fernández sobre las deudas de la Nación para con Santa Fe, funcionarios nacionales se pusieron en contacto con el Ministro de Economía provincial para avanzar en la cancelación de los casi 4000 millones de pesos, que según la provincia, adeuda la Nación a Santa Fe. "Es un paso gigantesco", admitió el gobernador. "Si nos pagan el 20 por ciento tiramos manteca al techo", se esperanzó.
Así las cosas, mientras Jorge Obeid ya comenzó la ronda de conversaciones políticas para una eventual tercer candidatura a Gobernador, Roxana Latorre hizo público lo que Reutemann esquiva: sus aspiraciones presidenciales; en este caso, acompañada por la senadora Ilda “Chiche” Duhalde quien, para contrariar a los Kirchner, también le puso fichas al senador santafesino, que por ahora prefiere estar lo mas lejos posible de los múltiples frentes de batalla que se están abriendo en el azaroso universo kirchnerista.