YouTube - Darío H. Schueri

Facebook - Darío H. Schueri

Twitter - Darío H. Schueri

lunes, 22 de marzo de 2010

REUTEMANN CANDIDATO:FALTAN VARIAS VUELTAS.

Si trazamos un parangón entre la vida deportiva y el accionar político del senador Carlos Reutemann, se podría advertir claramente que intentar traslucir una definición acerca de su candidatura a Presidente, sería forzar la ley de la gravedad. Las cosas caen por su propio peso cuando la naturaleza de las mismas cosas lo dispone.

En lugar de preguntar y preguntarse si Reutemann será candidato a Presidente, en todos casos, ¿no valdría preguntarse si en verdad Reutemann quiere ser candidato a Presidente?.
Alguna vez escribimos que Carlos Reutemann y Hermes Binner comparten un inexorable presente biológico que de alguna manera condiciona sus futuros políticos: ambos cumplirán este año 68 y 67 años respectivamente. (Apotegma desairado por el flamante Presidente de Uruguay José “Pepe Mujica)
Desde ése ineludible punto de vista, nos es permitido pensar que ambos líderes santafesinos prácticamente estarían impulsados a disputar la Presidencia de la Nación Argentina en año que viene; “todo monaguillo quiere ser Papa”, suele repetir el dirigente chacarero Eduardo Buzzi cuando le preguntan si le gustaría ser candidato a Gobernador. Para gran parte del espectro político nacional, ambos dirigentes – Reutemann y Binner - sintetizan el ideal político-ideológico nacional: Reutemann hacia el centro derecha y Binner el centro izquierda. Los extremos quedan para Pando (Cecilia) y Pitrola (Néstor).
“El Lole es sumamente prudente y responsable, quiere esperar a ver que pasa por lo menos durante gran parte de este año, y después estudiar las encuestas; en una de esas la gente quiere a otra persona como candidato”, susurra una de las personas que suele prestarle el oído al Senador nacional.
“El candidato para el 2011 podría ser Cobos”, nos había definido el año pasado en pleno conflicto espiritual – y político – por el desengaño con la senadora Latorre. En aquel momento presentía que la sociedad argentina – como hace tres años la santafesina – buscaba el cambio.
“Hoy no soy candidato a nada”, reiteró este fin de semana a una radio cordobesa luego de conversar con De Narváez.
Si repasamos las últimas conversaciones telefónicas mantenidas con el Senador (que fueron hace tiempo) y las cotejamos con los dichos de quienes lo frecuentan, llegamos a la conclusión de que nada cambió en su forma de Argentina no es Suiza donde todo es fastidiosamente previsible; “aquí te despertás una mañana y todo cambio”, supo decir. Así las cosas, podríamos exhumar y actualizar aquella recurrente muletilla que lo acompañó durante su primera campaña a Gobernador: “vamos a ver, no es fácil”.
Refutando a quienes idealizan a Reutemann como una persona enigmática, insondable, encriptada, indecisa, podríamos citar decenas de acontecimientos que hacen del dos veces Gobernador de Santa Fe una persona harto previsible. Bastaría, por ejemplo, con repasar sus acciones en la primera profesión: el automovilismo y cotejarla con su segunda pasión: la política, y veremos que su línea visectriz no cambió para nada.
Reutemann es dramáticamente conciente que la traumatizada clase media argentina busca, casi con desesperación, un Moisés que los libere de los Kirchner, para exigirle que repare de inmediato todas las injusticias causadas – a ellos - por los gobernantes contemporáneos y – si mal no viene- por sus predecesores, so pena de exponerlo al escarnio de la frustración adolescente tras el enfermizo enamoramiento inicial. Ya que estamos en Cuaresma, la figura del Domingo de Ramos y la posterior crucifixión una semana después ilustran espasmódicamente el cuadro sociológico nacional.
“Si esperan que les resuelva todos los problemas, no me voten”, supo decir Mujica en campaña.
No sería ocioso recordar que la Presidente Cristina Fernández accedió al cargo con el voto de la misma clase media, ahora despechada, que seguramente esperaba la “profundización” (eso prometía la por entonces senadora en sus discursos de campaña) del modelo “productivo” iniciado por su esposo. Entonces, ¿qué cambió entonces?: los fabulosos precios internacionales de los productos que Argentina le vende al mundo (empezando por los del campo) que en su momento hicieron del Dr. Néstor Kirchner un émulo del Rey Midas, y una feroz crisis internacional que transformaron a su sucesora en tenedora de libros de una empresa – el país- casi en convocatoria. ¿Y el rédito de los buenos tiempos?. Que se sepa, los modos y modales de “los K” nunca fueron distintos desde que gobernaban Río Gallegos.
Volvemos al atormentado encanto y desencanto - a esta altura terapéutico - de los argentinos, al cual seguramente Reutemann le tiene terror escénico.
Repasemos alguna de las preguntas que seguramente cavila el “por ahora” auto desestimado (o si lo prefieren “desentusiasmado”) candidato: ¿habrá internas abiertas?; ¿jugará Néstor Kirchner?; ¿cuánto cuestan dos campañas electorales (interna y la general)?; ¿podrá financiarlas sin caer preso de los aparatos?; ¿qué país dejarían “los Krichner” el año que viene?; ¿cómo armar un staff de por lo menos un centenar de personas de confianza para gobernar, si en su carrera vio como sus leales abandonaron el equipo de manera traumática?.
Esta visto que la ingratitud, tema no menor en los sentimientos del senador, parece acompañarlo, profesionalmente, desde aquella carrera en Las Vegas en 1981 en que su propio equipo le boicoteó el campeonato del mundo. Motivos no le faltan para desconfiar.
Relata el analista Artemio López que “es imposible no acordarse del estilo Lole en carreras como Zolder 1981, cuando esperó a que los demás tuvieran problemas. O Mónaco 1980: Los Angeles Times tituló en su momento: “REUTEMANN AVOIDS PILE-UP AND WINS”. Y refleja una entrevista de Germán Sopeña a Reutemann en aquellos tiempos:
- ¿Podias seguir de todos modos el ritmo de Pironi y Jones?
- Si. Me mantenía a una diferencia más o menos estable y en algún momento me volvía a acercar a ellos, pero los venía observando muy bien y estaban arriesgando demasiado. Jones lo traía muy a Pironi y los dos se tragaban los cordones con una violencia terrible. En la Rascasse, en una vuelta, Jones le pegó un golpe muy fuerte al guard rail con la rueda delantera, cuando el auto se descolocó un poco de cola y la trompa apuntó hacia adentro. Yo me mantenía un poco a la expectativa, porque en Montecarlo no se puede correr de esa manera. Por otro lado, pasar era casi imposible. Jones intentó todo y lo único que podía hacer era pasarlo por encima porque no hay otro lugar.
¿Acaso no reaccionó de igual manera en su vida política?.
Kirchner, Cobos, De Narváez, Sola, Alfonsín, Duhalde, quizás Scioli (y Moyano en la estructura sindical) ¿no son acaso la encarnación política contemporánea de los Jones y Pironi de aquellos momentos?.
Tengan por seguro quienes desesperan por verlo candidato que Reutemann no los va a “pasar por encima”; esperará, paciente, el tiempo que sea “prudentemente necesario” para arriesgar – o no – la maniobra definitiva, cuando la bandera a cuadros esté a la vista.

No hay comentarios: