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domingo, 13 de abril de 2008

LA PRESIDENTE PROMETIO, EL CAMPO ESPERA. LOS POLITICOS REZAN

Mientras el campo espera que se hagan realidad las promesas presidenciales del pasado viernes, los políticos, por diferentes razones, algunas diametralmente opuestas, rezan por su futuro.

“Después de mucho tiempo de no ser atendido el campo descree de estas mesas de diálogo; el productor espera que podamos llevarle soluciones que hasta el momento no aparecieron", sintetizó de manera lúcida el presidente de la Sociedad Rural Argentina Luciano Miguens, la reunión de tres horas mantenida con la Presidente Cristina Fernández el pasado viernes, al tiempo que agregó que los dirigentes deben "demostrarle que (esta instancia de negociación) es útil".
Miguens utilizó el lenguaje llano y entrador del campechano Alfredo De Angeli, quien al ser consultado por el Diario La Nación puso blanco sobre negro: "quiero ver qué pasa con la política sobre la carne, sobre la leche, sobre el trigo y las políticas regionales. Son muchas cosas. ¡Y tiene que haber un cambio ya!”.
La líder opositora Elica Carrió remarcó sus dudas: “en ningún momento, se habló de discutir la política de retenciones, y en ese sentido temo que el Gobierno pueda traicionar al campo”, disparó.
Vale recordar que de entrada en la reunión la Presidente les dijo a los dirigentes agropecuarios que el esquema de retenciones móviles (que generó el paro) para la exportación de granos no se revisaría, a la vez que les prometió rever la política agropecuaria de manera integral, otorgando incluso más ventajas en las medidas de compensaciones y reintegros a los pequeños productores rurales. Este lunes a las cinco de la tarde los dirigentes del campo comenzarán a cincelar lo conversado con la Primer Mandataria el viernes, comenzando por destrabar las compensaciones para la soja; “lo más fácil de arreglar es lo de la soja, por eso hay que empezar por ahí, después pasaremos a la leche y la carne”, cuentan los diarios que señaló en privado uno de los asistentes a la reunión. Inclusive se cree que el techo de 500 toneladas anunciadas para la devolución de las retenciones pasaría a las 1200-1500, tal como lo habían pedido los agricultores.
O sea que a partir de este lunes se delineará el cómo del esquema de reintegros de parte de las retenciones, de la AFIP al CBU de los productores de hasta 500 toneladas ( o mas) de soja y de los subsidios a los fletes de los productores alejados de los puertos de exportación (lo cual, como dijimos sigue haciendo competitiva a la soja con respecto de otras producciones que desea fomentar). De manera mas “fina” se intentará arreglar otro “error técnico”, como fue la fijación de precios tope y la eliminación del mercado a futuro, que le quita previsibilidad al negocio del agro, aspectos que, dicen, fue pacientemente explicado por los ruralistas y atentamente escuchado por la Presidente. Tras reconocer que la Presidente se había involucrado personalmente en el conflicto buscando informarse ella misma, los dirigentes contaron que "hay un reconocimiento implícito, y sano, de que no había política para el agro".
Los signos polìticos y el porvenir.
Hasta aquí un salpicado de informaciones aparecidas sobre el encuentro entre la Presidente y los dirigentes del campo.
Otro comentario a tener en cuenta para dilucidar lo que pueda ocurrir con el sector, deviene del columnista de La Nación Joaquín Morales Sola, quien advierte que “el Gobierno tiene serios problemas con sus futuros compromisos de pagos, la inflación se está comiendo hasta el superávit y la administración se niega a moderar el elevado gasto público”. Solá refleja lo que dicen cada vez menos en privado los economistas: el gobierno apeló al aumento de las retenciones sencillamente porque necesita plata: “si necesitan plata, entonces hablemos de plata; saquemos la parafernalia de palabras justicieras”, relatan que dijo uno de los principales dirigentes rurales. El periodista Sola agregó que Guillermo Moreno ya había hurgado en la economía de los ganaderos, de los lecheros, del trigo y del maíz.
Un empresario asistente a la reciente reunión del Observatorio Pyme de la UIA nos deslizó que hay mucha preocupación en el sector (que por ahora no saldrá de los corrillos) por el desmesurado gasto público y los compromisos de pagos del gobierno; “tememos que después del campo vengan por nosotros”, reflexionan en la UIA, aunque advierten que el aumento de los costos internos y externos (insumos en euros) les erosionada cada vez mas la rentabilidad, lo cual podría frenar la voracidad oficial sobre el sector.
Si este es el panorama, ¿por qué el gobierno cambiaría su actitud?; ¿tomó nota sobre la brusca caída de la imagen presidencial tras el conflicto con el campo?. “Cristina quedó herida en un ala”, diagnosticó durante los aciagos días de paro un alto dirigente político que acostumbra a metaforizar con dichos campestres.
Si en verdad en La Rosada admitieron que la refriega con el campo dejó a la Presidente “herida en un ala”, ¿existe una verdadera conversión, reconocimiento de errores políticos en el manejo de la situación (incluidos los actos y discursos altisonantes), de visión sobre el sector, por parte de la Presidente?. ¿O solamente están tratando de ganar tiempo?: “ahora van a tener que poner las cartas sobre la mesa”, señaló Alfredo De Angeli con esa agudeza profética que caracteriza a los hombres de campo.
En caso de que la Presidente haya mutado sus pensamientos sobre el campo “golpista” y “oligarca” que hace “piquetes de la abundancia”, hacia los que le señalaron los dirigentes en Gualeguaychú el día del levantamiento del paro, ello hablaría muy bien de nuestra Primer Mandataria, de su grandeza para reconocer equivocaciones (algunas muy graves, como invocar fantasmas que dividen y generan odios en lugar de unión y pacificación) y de su estatura como estadista. Lo que crea recelos es la actitud de la Presidente en un acto minutos antes del encuentro con los hombres del campo y la de su esposo (el Dr. Néstor Kirchner) el día anterior en un mitin político: en ninguno de los casos se dio señales de arrepentimiento; mas bien las señales políticas fueron de ratificación de lo actuado. “No hagan caso a lo que se dice en los actos, es para reafirmar la fortaleza presidencial”, dicen que con bonhomía descomprimió el Jefe de Gabinete Alberto Fernández ante los dirigentes del campo. Esos meandros de la viscosidad política que el común de la gente nunca entenderá y después los refleja en las encuestas.
Finalmente, si las promesas del viernes se transforman en realidad, alguien deberá pagar por el desaguisado de los 21 días de paro agropecuario que le hizo caer estrepitosamente la popularidad a la Presidente haciéndole perder el crédito social. Los dirigentes que salieron a despotricar como Talibanes contra el campo y quienes lo apoyaron, luego de las arengas presidenciales (antes de la conversión) esgrimiendo detallados informes que reflejaban la bonanza de un sector egoísta para con el resto de la sociedad, quedarán en flagrante desubicación.
Como precisamente dicen en el campo, “aquí no hay más perros que la gata”: ó se reconoce que el campo no es el demonio y que el gobierno estuvo equivocado (con lo cual se tienen que ir mas de cuatro), ó sólo es una estrategia política para ganar tiempo.
Nunca en Argentina los anuncios (que no sean los recaudatorios) se aplicaron de un día para el otro, como quiere el campo. ¿Habrá llegado la hora de la excepción?. ¿Será este el tan mentado “cambio” pregonado en campaña?. Enhorabuena.
13 de Abril de 2008

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