TERMINO LA GUERRA: HAY QUE CONTAR LOS MUERTOS Y HERIDOS

“Nunca es triste la verdad; lo que no tiene es remedio” (Joan Manuel Serrat). Este lunes 31 los hombres y mujeres del campo sintieron en su curtido cuero como el gobierno los laceraba con ambas realidades del devenir humano. La triste verdad de haber perdido la batalla ante el gobierno y la realidad sin remedio de tener que levantar la cosecha de soja con el 44%. Todo lo demás es mitigante autoconsuelo.
Inmediatamente después de haber finalizado el discurso de la Sra. Presidente, los productores saltaron “como leche hervida”; el gobierno les había doblado el brazo tras casi veinte días de lucha rural. El final ya se respiraba en el ambiente, faltaba saber de qué manera el gobierno les asestaría el tiro de gracia; fue con seis medidas, la mayoría de las cuales fueron anunciadas – y no cumplidas – hace tiempo, y la principal: la devolución del diferencial entre el actual 44% de retenciones y el anterior 35% que es, aunque el gobierno tenga intenciones de hacerlo, técnicamente casi imposible de plasmar.
Justo es reconocer que la Sra. Presidente tuvo toda la razón del mundo cuando describió el panorama del campo y el lúgubre futuro que le espera a las producciones regionales, no tradicionales, la ganadería y tambo si continúa el arrasador avance de la soja. El “pequeño detalle” reside en que el gobierno que ella encarna como sucesora es quien debería haber trabajado desde hace cuatro años para impedirlo. Otra “triste verdad sin remedio: es demasiado tarde; como detener el cambio climático.
Los cien mil productores que abandonaron el campo en la última década no es responsabilidad de la gestión kirchnerista; pero serán sus acciones contradictorias, cuando no decididamente negativas en la contemporaneidad, por las que deberán responder en el futuro. La mismas contradicciones, por ejemplo, cuando la Sra. Presidente “chicaneó” a los productores por tener empleados en negro y mal pagos, mientras detrás su Ministro de Trabajo aplaudía. O el llamado de atención, nombrando inclusive a la Secretaria de Medio Ambiente que debería impedirlo, por la deforestación en pos de la “sojización”.
“El 20% se lleva el 80% de la producción (de soja) y viceversa”, ejemplificaba la Sra. Presidente con esa afección tan especial que tiene por memorizar estadísticas. Nada parece indicar que esto vaya a cambiar; por el contrario, tiende a agravarse precisamente por el influjo de ese “yuyo” tan proteico llamado soja que primero infló los precios de los inmuebles rurales a valores siderales y peligrosamente irreales, para luego extender sus raíces hacia los poblados vecinos primero, para continuar implacable hacia las grandes urbes mas tarde generando lo que técnicamente se llama “consumo inflacionario”.
Paradoja fatal: en su momento y luego de superada la crisis económica del 2001 que obligó al por entonces Presidente Duhalde a restituir las retenciones (marzo del 2002) para, entre otras cuestiones financiar los famosos planes Jefes y Jefas de Hogar que mas tarde, y con el país ya encaminado y creciendo fueran blanco de críticas por fomentar la “cultura del no trabajo”, hoy casi se repite con la soja que llevó al campo a que, por ejemplo un productor sojero, con un celular llame para que le siembren, le fumiguen, le cosechen y le transporten el grano. Otras actividades como por ejemplo el tambo requieren de mucha gestión empresarial y presencia de gente en el campo. Lo mismo la horticultura, té, yerba mate, etc.¿Qué se debería hacer para fomentar las otras actividades para que sean competitivas con la soja?. En principio, con el subsidio a los fletes por distancia se fomenta la producción de soja (que la Presidente quiere desmotivar) en zonas donde se deberían producir ganadería, tambos, té, yerba mate, etc.
Si tomamos el ejemplo de la leche, los expertos dicen que no hay que controlar todos los productos de mercado interno, administrar exportaciones y traer del mercado externo los buenos precios internacionales; incentivar la producción para que se produzca más leche (créditos, subsidios, etc.) y que esa mayor producción se exporte. Solamente Venezuela tiene una demanda casi igual a todo el volumen exportado de Argentina a todos los destinos. “Los sojeros protestan contra la retención de la soja, pero la leche en polvo entera en bolsa de 25 kgs. Se cotiza entre 4.500 y 5.000 dólares en el mercado internacional, y hasta hace poco la industria percibía 2.100, ahora 2770 dólares (retención de más del 45 %), y nadie decía nada”, se quejaba agriamente un industrial”.El gobierno optó por la más fácil: aumentar las retenciones sin el acompañamiento en el mismo acto de las medidas para la carne, la leche y demás actividades. Luego, con el paro en marcha, pero sin dar brazo a torcer inventó la devolución que, entre otras cosas, incentivará la producción de testaferros para no pasarse de las 500 toneladas y pondrá a la ONCAA en la difícil situación de administrar el parche.
Pero, tal como decíamos al principio, además es una medida que va en contra del objetivo perseguido: en las zona de transición y o marginales para la soja (donde están los tambos y los novillos), la soja vuelve a tener el valor anterior a la medida e incluso mejora por el reconocimiento de fletes. Con esto la competitividad soja vs. tambo/cria/invernada, se potencia en favor de la soja.Terminado el conflicto, no queda otra cosa que contar los muertos y ver como se sortea la ruptura de la cadena de pago en todos los rubros. Esta guerra no será gratis, alguien la va a pagar; y no el gobierno precisamente; por ejemplo muchos tamberos estuvieron en los piquetes, garantizando que pase su leche cruda a la fábrica, pero no dejando el paso de productos terminados; ¿qué va a pasar cuando llegue la fecha de pago de la producción si las fábricas deciden diferirles los pagos porque lo que no vendieron no lo cobraron?. Lo que no se vendió se perdió, salvo que alguien crea que la leche que la gente no consumió en estos 15 días, ahora la van a consumir de manera doble.
El mismo panorama se advierte en las demás producciones.
01 abril 2008