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sábado, 12 de abril de 2008

LOS PRIMEROS TRES DIAS HABILES DE BINNER.

“Binner asumió con un discurso peronista”, descerrajó el diputado peronista Alberto Monti, quien profundizó: “invocó la doctrina peronista de los derechos de la ancianidad, los niños, la justicia social, la equidad en la distribución de la renta”. Como contrapartida, el legislador de Correa le asestó un duro golpe al Gobernador saliente; “Obeid en cambio, en su discurso de despedida” se dedicó a citar a un antiperonista como Luciano Molinas.
El veterano legislador (fue presidente del bloque de senadores peronistas durante las gestiones de Vernet y Reviglio) puso el dedo en la llaga, porque es evidente que “algo” pasó en el peronismo para que Binner se adueñara de sus banderas, y las izara precisamente para delinear su futura gestión. Cómo puede ser – o quizás precisamente fue por eso- que luego de 24 años en el poder, al justicialismo se le haya escapado la tortuga en aspectos de gestión casi nimios, pero muy importantes para el devenir ciudadano, como por ejemplo la descentralización del estado para hacerlo mas ágil a la hora de darle respuestas a la sociedad; pasando por edificios escolares en condiciones (materia que Binner rendirá en marzo) hasta la inseguridad en las grandes urbes, cuestión que el propio diputado Mario Lacava reconoció ante nuestro Diario que “se les fue de las manos”.
Hermes Binner no hizo grandes promesas en campaña; sólo se dedicó a escuchar los problemas de la gente y trasladarlos al discurso inaugural, sumándole en su primera semana de gestión un razonable condimento demagógico, como por ejemplo quitar las antiestéticas vallas que protegían la fachada de Casa de Gobierno, aunque las causas que generaran su instalación como consecuencia de excesos de manifestantes no desaparecieron: “juicio y castigo a los culpables de la inundación del 2003” y “resarcimiento por la inundación del 2007”,ó “castigo a los asesinos de Pocho Lepratti” (el policía que le disparó esta en prisión) siguen presente.
El flamante Gobernador sabe que además de actos concretos, los gestos políticos también ayudan a gobernar; los dos primeros días como inquilino en la Casa Gris los dedicó a conocer y saludar a los empleados de las distintas dependencias, hecho que además de sorprender a los oficinistas, les resultó gratificante y halagador. En paralelo, el secretario de trabajo Dr. Carlos Rodríguez reunía en la sede del gremio mayoritario UPCN a su conducción para contarles las ideas de gestión y acercar posiciones en torno de lo que él denomina “política de anticipación de los conflictos”, sobremanera cuando vengan los pedidos de aumento de sueldo.
Binner quiere demostrar que no vino a “comerse los chicos crudos” (de ser necesario, los cocinará a fuego lento) y obra con mucha cautela; no es para menos, luego de 24 años de gobierno de un mismo partido, el suelo podría haber quedado tan minado como la turba de Malvinas después de la guerra.
El gobernador rosarino pareciera tener la pata de conejo en un bolsillo del saco: rápido de reflejos, hizo debutar a su Ministro de la Producción Juan José Bertero conciliando posiciones en el conflicto lechero que, si bien ya se encarrilaba en vías de solución, la oportuna intervención oficial ayudó a descomprimir una situación cuyos orígenes permanecen intactos y en estado latente, debido a que la industria jamás se avendrá a tratar todos los puntos que exigen los tamberos; tampoco lo hará el eslabón de la cadena comercializadora.
Hermes Juan Binner pasó los primeros tres días hábiles de gestión compatibilizando las relaciones públicas con anuncios y señales efectivas de gobierno, como el lanzamiento del programa para recuperar los edificios de las escuelas públicas antes del comienzo de clases; primer desafío que lo pondrá a “tiro de pedido de informes” del agazapado peronismo.
El otro gran reto será el déficit energético que, si bien tiene arraigo nacional por deficiente generación, en la Provincia la desinversión de la EPE (el socialismo habla de un déficit de 50 millones de pesos) será el argumento usado para morigerar -sin éxito llegado el caso- el malestar de la gente cuanto sobrevengan los cortes anunciados para el tórrido verano que se avecina. Y “sin luz”, todo el mundo sabe que además no habrá agua.
Se viene un paquete de leyes – encabezados por la reforma de la Constitución- que Binner enviará a las Cámaras para acentuar su estrategia de gestión, y de paso probar el temple – y lealtades- de propios y extraños, en un Parlamento con Senado peronista y diputados repartidos en 12 bloques, 9 de los cuales pertenecen a la coalición que llevó al poder al socialismo.
Por lo visto, Binner quiere aprovechar a manera de icono clásticos, los cien primeros días de poder poniendo toda la carne en el asador. Para quitar menudencias (o agregar más costillar) habrá tiempo.
16-12-07

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